La situación del dólar en Venezuela a finales de 2025 refleja una economía profundamente inestable y una moneda local —el bolívar digital— sometida a una depreciación acelerada. El tipo de cambio oficial supera los 245 bolívares por dólar, un nivel que representa un incremento de más del 450% en un año . Al mismo tiempo, el mercado paralelo continúa funcionando como la referencia real para la mayoría de los precios y transacciones del país, manteniendo una brecha persistente entre el valor oficial y el valor usado en la calle .
Durante los últimos doce meses, el bolívar perdió alrededor de 80% de su valor frente al dólar, reflejo directo de una inflación descontrolada, con proyecciones cercanas al 483% anual según estimaciones de analistas internacionales . Esta pérdida de poder adquisitivo impulsa a ciudadanos y comercios a refugiarse en divisas, especialmente en dólares y en stablecoins como USDT, cuyo uso se ha extendido por la falta de dólares físicos y por la desconfianza generalizada en la moneda local .
La escasez de divisas se ha agudizado por la caída de ingresos petroleros, las sanciones, la limitada inversión extranjera y un sistema económico marcado por controles, informalidad y debilidad institucional. Esto reduce la oferta de dólares y aumenta la presión sobre el tipo de cambio, exacerbando la inflación y distorsionando todavía más el mercado. Comercios, alquileres, servicios y buena parte de la vida cotidiana se encuentran dolarizados de facto, mientras el bolívar desempeña un rol cada vez más marginal.
La persistente depreciación, unida a una inflación que amenaza con entrar nuevamente en terreno hiperinflacionario, configura un escenario de alta incertidumbre. La economía opera en una dolarización fragmentada: quienes tienen acceso a divisas pueden proteger su ingreso; quienes no, ven deteriorarse rápidamente su capacidad de compra. Además, la creciente dependencia de monedas digitales y transacciones alternativas expone al país a nuevos riesgos: exclusión financiera, volatilidad global y vulnerabilidad regulatoria.
En conclusión, el dólar se ha consolidado como el principal referente económico en Venezuela, mientras el bolívar continúa debilitándose en un entorno de inflación extrema, escasez de divisas y profundas distorsiones estructurales. La economía venezolana sigue atrapada en una dinámica donde la demanda de dólares es tanto un síntoma como un mecanismo de supervivencia frente a la inestabilidad prolongada del sistema monetario nacional.
