Bitcoin cierra la brecha de velocidad entre transacciones y conciliaciones. Desde la invención y despliegue de los sistemas de telecomunicación intercontinentales en la segunda mitad del siglo XIX, las transacciones han podido moverse por todo el mundo a la velocidad de la luz, mientras el dinero escaso y autocustodiado al portador (por ejemplo, el oro) solo podía transportarse y verificarse a la velocidad de la materia. Esta brecha de velocidad abrió un enorme oportunidad de arbitraje para bancos y gobiernos ya que les proporcionó monopolios de custodia sobre pago rápidos a larga distancia bitcoin representa la primera forma significativa de liquidar valor escaso a la velocidad de la luz, ya que una vez que los bitcoins se envían a través de la red y se concilian en unos pocos bloques en la blockchain, son irreversibles a menos que más del 50% los mineros de la red (que están dispersos por todo el mundo) intenten revertirlo. Un bitcoin es un activo escaso que no es el pasivo de nadie, como un lingote de oro, y esta capacidad de mover rápidamente un activo que no representa un pasivo u obligación a través de largas distancia es algo que el mundo nunca había tenido antes.
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Lyn Alden, en su libro "Dinero Roto"
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